18/05/2020 | Noticias | Tendencias
Crece el uso de rastras rápidas y livianas en Argentina
Permiten una remoción superficial y uniforme de la tierra. Sirven para siembra y fertilización. También hacen control mecánico de malezas.

En el segmento de las máquinas para labranza, viene creciendo en el mercado argentino el uso de rastras rápidas y livianas.
Una de las razones de la mayor demanda reside, precisamente, en esa condición de menor peso y mayor velocidad de trabajo.
Con ese perfil, las rastras ofrecen la ventaja de generar una menor remoción de la capa superficial.
Además, el trabajo es homogéneo y uniforme, a diferencia de las rastras de tiro excéntrico que, entre disco y disco, dejan tierra sin remover.
Por otra parte, las rastras rápidas y livianas ya exceden el rubro mismo de la labranza y suman aplicaciones en otras tareas agrícolas.
Con la incorporación de tolvas específicas, están en condiciones de hacer siembra de cultivos de cobertura y de pasturas.
En este último caso, son útiles para hacer la intersiembra de especies y rejuvenecer pasturas que han sufrido procesos de degradación.
Asimismo, las rastras resultan aptas en la aplicación de fertilizantes, particularmente cuando se trata de distribuir micronutrientes.
Malezas
Paralelamente, y coincidiendo con el avance del control mecánico de malezas, las rastras pueden cumplir también esa función.
En esa tarea aportan un ancho de labor que se sitúa entre 4 y 9 metros y una profundidad de remoción que puede variar entre 5 y 15 centímetros, de acuerdo con la regulación.
En este sentido, las rastras se convierten en máquinas doble propósito: mientras superficialmente rompen terrones y refinan el suelo para preparar la cama de siembra, también eliminan malezas resistentes.