06/11/2021 | | Tecnología

El INTA evalúa el control mecánico de malezas

La proliferación de especies resistentes impulsa las experiencias con implementos agrícolas que hagan una mínima remoción del suelo.

El INTA Manfredi (Córdoba) está evaluando la eficacia de equipos para el control mecánico de malezas.

El objetivo es estudiar el impacto que los implementos agrícolas tienen en el combate de especies resistentes, con mínima remoción del suelo.

En Argentina se confirmaron 39 casos de malezas resistentes a herbicidas, dentro de los cuales 15 poseen resistencia a dos o más herbicidas con distinto sitio de acción.

Así, se genera un incremento en los costos de producción y una disminución de alternativas de control de malezas en sistemas de siembra directa.

La situación impulsa la demanda de información por parte de los productores, respecto a prácticas de manejo de malezas no químicas que puedan sustituir y/o complementar el uso de herbicidas.

Pruebas

En su programa de experiencias, el INTA Manfredi realizó un ensayo con el equipo Carpitec de la empresa Agrotec.

El objetivo del trabajo fue evaluar la eficacia del implemento agrícola en la región central de Córdoba y comparar el contenido de agua del suelo y rendimiento de un cultivo de soja en parcelas bajo siembra directa y con dos pasadas de la máquina.

El experimento, desarrollado por los técnicos Diego Ustarroz y Matías Nicolás Boccardo, estableció que el control de rama negra y cerraja, en estado avanzado de desarrollo, fue total con Carpitec.

“Es necesario evaluar su control con este implemento en estados menos desarrollados (rosetas)”, aclaran los especialistas del INTA.

Matices

A su vez, el control de maíz guacho y yuyo colorado con Carpitec fue parcial, siendo más efectivo cuando las labores se realizaron a 6 cm respecto de 8 cm. “Es necesario repetir la experiencia para verificar estos resultados”, indican Ustarroz y Boccardo.

Las labores con Carpitec previo a la siembra, no produjeron cambios en el rendimiento del cultivo de soja respecto de parcelas sin laboreo.

“Es necesario realizar ensayos de larga duración (al menos 3 o 4 años) para evaluar si se producen cambios en parámetros físicos del suelo y en el stock de carbono orgánico del mismo”, puntualizan los técnicos del INTA.