20/09/2022 | | Actualidad

Resistencia a fungicidas: En qué ayudan las agromáquinas 

Junto al control químico surgen otras prácticas. También hay que recurrir al monitoreo y las aplicaciones precisas.

Por Jorge Freites
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Las máquinas agrícolas y las tecnologías que van sumando, pueden ayudar a minimizar los impactos que causa la resistencia de hongos fitopatógenos a fungicidas.

En cuanto al panorama argentino, especialmente para cultivos extensivos, cuando se analiza el programa de manejo integrado, se observa que hay medidas que se adoptan más que otras.

El control químico (aplicado en semillas o en las hojas de los cultivos) es la práctica más comúnmente adoptada.

“Hay otras prácticas, en menor proporción utilizadas que pueden tener resultados en el mediano plazo, como utilización de bioestimulantes e inductores de defensa, control biológico, pronóstico de enfermedades, entre otros”, considera Marcelo Carmona especialista en fitopatología.

“Durante muchos años, los productores han tenido gran cantidad de moléculas que, empleando bajas dosis han podido controlar diversidad de enfermedades”, agrega.

“Sin embargo, actualmente hay un escenario completamente diferente porque las situaciones económicas, sociales y ambientales han hecho que se retiren moléculas que antiguamente han sido muy efectivas”, destaca Carmona.

Inconvenientes

Por otra parte, las empresas involucradas en el tema, hacen inversiones de U$S 200 a U$S 300 millones anuales para generar una nueva molécula.

Sin embargo, todavía no se producen nuevos mecanismos revolucionarios de acción como en su momento fueron las estrobilurinas.

“Y el tercer punto (que hace dramático este escenario) es la resistencia de los hongos a los fungicidas, que compromete y desafía a la agricultura mundial y por supuesto a la producción de alimentos”, indica Carmona.

Complementos

El especialista estima que “el control químico viene acompañado de decisiones que se usan muy poco como por ejemplo el monitoreo y la decisión de aplicar en el momento correcto a través de umbrales”.

También habría que “aplicar de acuerdo a las dosis correctas respetando los marbetes, dejando los mecanismos de acción de acuerdo a la molécula”, añade.

“Cuando usamos fungicidas sabemos que pueden fallar; esas fallas de control se generan por diversas causas, una de ellas es la mutación del hongo por resistencia. Cuanto más hagamos las aplicaciones de manera errónea, más se aceleran las resistencias”, advierte Carmona.

En el panorama regional, la Ramularia, una enfermedad en cebada, es preocupante porque se trata de un endófito, vive dentro de la planta.

Hay un factor desencadenante para esta enfermedad que son las condiciones de anegamiento de agua.

En cuanto a enfermedades de soja, el tizón púrpura presenta resistencia a estrobilurinas y a carbendazim.

“También tenemos a Cercospora y sus especies insensibles a las carboxamidas. Cercospora era secundario en Brasil y hoy en día está ganando terreno a pasos acelerados”, alerta Carmona.

En definitiva, el especialista recomienda intensificar el monitoreo, hacer aplicaciones de fungicidas dentro del umbral, rotar cultivos, manejar semillas y respetar el uso de fungicidas como corresponde, entre otros puntos.

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ETIQUETAS: Pulverizadoras, Semillas

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