24/10/2022 | | Actualidad

Las agromáquinas siguen la huella de carbono

La siembra directa y otras prácticas se insertan en las estrategias para que cada suelo pueda secuestrar carbono.

Las máquinas agrícolas están en la huella de carbono porque la agricultura tiene la posibilidad de mitigar el cambio climático.

Ese proceso es posible a través de la fotosíntesis de las plantas que toman el anhídrido de la atmósfera que luego ceden al suelo bajo la forma de carbono orgánico.

La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) tiene en marcha un proyecto sobre el secuestro del carbono.

Factores

El stock de carbono en el suelo depende del manejo nutricional y de los residuos, así como de las malezas, insectos y enfermedades, factores que afectan directamente la producción de biomasa vegetal, responsable de capturar ese carbono.

La siembra directa aparece como una aliada indispensable ya que reduce el uso de combustibles fósiles y evita la pérdida de carbono por efecto de la erosión.

El manejo influye directamente sobre la capacidad de captura de carbono de los suelos.

Un ejemplo simple: Mientras más tiempo estén cubiertos con diversidad de cultivos en crecimiento, más activa será la “bomba biológica” responsable de bombear CO2 de la atmósfera hacia las profundidades.

Como contraparte, este proceso tiende a enriquecer los niveles de materia orgánica, mejorando la estructura, infiltración de agua y ciclado de nutrientes.

“Los primeros 30 centímetros de suelo almacenan al menos el 65% del total global de carbono de los ecosistemas terrestres», precisa Guillermo Peralta, Coordinador Técnico de la Red de Brechas de Carbono (RBC) de AAPRESID.

Alcances

RBC es un proyecto a nivel nacional que incluye el mapeo de suelos para conocer la situación actual de captura en cada región.

También apunta a la identificación de estrategias de manejo para cerrar las brechas entre los niveles actuales y alcanzables de secuestro, así como la captura de valor por parte de los productores que se animen al desafío.

El proyecto avanza en la construcción de mapas a nivel nacional para conocer el estado de situación en lo que refiere a balance de carbono en cada región.

Los mismos se apoyan en modelos de simulación y mediciones de situaciones reales en campos de productores.

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