31/10/2022 | | Actualidad

La maquinaria agrícola ven un 2023 laborioso

El retraso de la siembra por la falta de lluvias empuja hacia adelante la toma de decisiones. Podría haber un boom de maíz tardío.

La maquinaria agrícola está avizorando en Argentina un 2023 cargado de tareas por los actuales problemas climáticos.

La ausencia de lluvias generalizadas, y la consecuente falta de humedad en el perfil de los suelos,  sigue retrasando la siembra.

Los planes de la campaña agrícola 2022/23 se alteran y las decisiones se van postergando hasta encontrar un contexto más propicio.

Si finalmente La Niña da un respiro y los lotes pueden recargar agua, podría jugar su partido la soja de segunda y especialmente el maíz de segunda.

Es más, los especialistas consideran que el maíz tardío podría vivir un boom en 2023 si el panorama continúa como hasta ahora.

Sorprendente

En realidad, el ciclo 2022/23 no haría más que ratificar una tendencia respecto al maíz que ya viene de temporadas anteriores.

“Nosotros nos preparamos para el partido, tenemos la cancha, todo, pero ¿qué paso?: El área de maíz se incrementó un 80% desde el 2015”, remarca Hugo Minucci, Gerente de Semillas Cono Sur de Corteva.

“Hubo un aumento del 54% en producción de toneladas; el cultivo duplicó el PBI de U$S 8.300 a U$S 17.400 millones”, agrega.

“Y la superficie de maíz tardío se duplicó, del 30% al 60%. Y probablemente, este año con la seca pase al 70%”, considera Minucci.

Particularmente, en la Zona Núcleo, el maíz tardío tendrá un avance notable, según estima la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

De registrar una participación del 10% en la superficie maicera, el cereal implantado de segunda podría saltar al 50%, de acuerdo con las proyecciones de la BCR.

TEMAS RELACIONADOS: Temas de coyuntura Maquinaria agrícola
ETIQUETAS: Maquinaria agrícola, Maíz, Soja

Noticias

[VIDEO] Tristar: La atomizadora triple

[VIDEO] Trackzilla: El manipulador telescópico más grande del mundo

[VIDEO] El camión trasportador de megafardos de Fliegl

[VIDEO] VAX: La «joya» robotizada de Metalfor