28/11/2022 | | Tecnología

Las trituradoras se hacen fuertes en la fruticultura

Son máquinas con alta demanda para procesar los restos de podas en las principales regiones productoras.

Las trituradoras se han convertido en el mercado argentino en uno de los rubros más activos dentro del renglón de implementos.

Son máquinas requeridas especialmente por los productores frutícolas para manejar el volumen de materiales que derivan de las podas.

Uno de los focos de demanda más alta está en el Valle de Río Negro, donde se concentra la mayor parte de las 50.000 hectáreas implantadas con peras y manzanas en la Patagonia.

Las tareas de podas son exigentes y requieren de máquinas que puedan procesar importantes volúmenes de material en poco tiempo.

Los equipos que se utilizan están diseñados para los interfilares de los cultivos frutícolas y facilitan la incorporación de los restos de podas, raleos y cosechas.

Así se logra un manejo sustentable de los nutrientes que se incorporan al suelo y se aceleran los ciclos de compostado de manera que sean más accesibles para las plantas.

Diferencias

Actualmente, en Argentina se están demandando, casi en partes iguales, las trituradoras desplazables mecánicamente y desplazables hidráulicamente.

Las máquinas desplazables hidráulicamente se utilizan más en la fruticultura de copa que incluye mandarinas, naranjas, pomelos y limones.

Predominan, por lo tanto, en las explotaciones del Litoral argentino y también en Mendoza por el tipo de cultivos que se trabajan.

En cambio, en el Valle de Río Negro, se recurre a las trituradoras desplazables mecánicamente porque la mayoría de las plantaciones se hacen en espaldero.

Por ese motivo, la trituradora se coloca en una posición determinada y no resulta necesario moverla entre pasada y pasada.

También las trituradoras son requeridas en las viñas, donde la poda es una práctica imprescindible a fin de mantener el equilibrio entre producción vegetativa y de frutos.

En la región de Cuyo, con esta práctica se extraen anualmente de los viñedos, aproximadamente, dos toneladas de materia seca por hectárea.