El predominio «casi monopólico» de las cosechadoras comprendidas en lo que hoy configura la Media Potencia en el mercado argentino se fundamenta en razones de mercado y, también hay que decirlo, algunas cuestiones circunstanciales.

Entre las primeras, el dato más contundente es que este tipo de cosechadoras constituye la opción ideal para contratistas y productores medianos y grandes, ya que combinan una gran capacidad de trabajo, tecnologías accesibles y una capacidad de repago que sigue siendo aceptable.

Entre las cuestiones circunstanciales, la más importante pasa por las dificultades para el ingreso de productos importados, que prácticamente borraron del mapa la oferta de equipos de Baja Potencia, al tiempo que condicionaron el acceso a versiones de gama mayor.

En ese contexto, las fábricas internacionales apuntaron todos sus cañones a productos nacionalizados, que a su vez se vieron obligados a centrar sus estrategias productivas en uno o dos modelos, a fin de optimizar los costos y la logística de insumos.

La combinación de las razones de mercado con los factores circunstanciales hizo que hoy prácticamente todo el mercado en Argentina esté jugando en las categorías de Media Potencia.

Algo que no sucede en los mercados que funcionan con normalidad, donde hay lugar para todos los segmentos, partiendo desde los equipos más básicos dirigidos a productores pequeños, hasta las versiones más sofisticadas de alta gama, para clientes con bolsillos en sintonía.