Las cosechadoras se han convertido en verdaderos laboratorios móviles, con capacidad para analizar en tiempo real el material que van recolectando.

Hacia esa dirección apuntan las últimas tecnologías disponibles sobre el tema, que ofrecen de manera instantánea una información que resulta clave para saber el valor económico de lo que se cosecha y, en función de ello, decidir sobre la marcha el destino final de los granos.

Uno de los avances más interesantes en este rubro lo logró recientemente la startup canadiense Ground Truth Ag, que desarrolló un laboratorio para instalar en la cosechadora.

Es una manera de agregar una nueva dimensión de trazabilidad desde la semilla hasta la venta del producto.

La tecnología de Ground Truth Ag combina técnicas de laboratorio convencionales y herramientas avanzadas de visión artificial.

Así, puede proporcionar análisis de granos con calidad de laboratorio en tiempo real durante la cosecha.

De esta forma, antes de descargar el volumen cosechado, ya se puede decidir, por ejemplo, dónde y cómo se almacenará, de acuerdo con el destino final que se le asigne por su calidad.