05/12/2023 | | Productos
Altina aportó sus recursos para gambetear la sequía
Su maquinaria permitió hacer cultivos de servicios con el objetivo de mitigar la falta de agua para agricultura.
Altina aportó su tecnología en fertilización y siembra para gambetear la peor sequía de la historia en el agro argentino.
La maquinaria de Altina es ideal para la siembra de cultivos multiespecie, ya que su sistema de distribución evita la segregación balística.
Además, permite aplicar sobre el lote, de manera uniforme, semillas y fertilizantes sin importar la granulometría ni el peso específico del producto.
Uno de sus aportes en la campaña 2022/23, consistió en la implantación de cultivos de servicios (CS) en planteos mixtos, como es el caso del ingeniero agrónomo Claudio Bosco que trabaja en la zona de Gálvez (Santa Fe).
Empezó a incursionar en CS hace unos cinco años, al descubrir que la avena competía bien contra la rama negra (principal problema por el cual incursionó en las coberturas).
Desde entonces, tuvo experiencias con vicia villosa, vicia sativa, trigo, centeno, avena strigosa, cebada forrajera, sorgo, girasol y colza.
Experiencias
Los buenos resultados, tiempo después, lo impulsaron a darle “una vuelta de tuerca” a la siembra de estos cultivos y aprovechar sus más de veinte servicios ecosistémicos.
“Con los CS se puede deprimir napas en algunos suelos, buscar condiciones de piso para cosechar en tiempo y forma en otros. Nos permiten meter un cultivo dentro de otro y hacer un ‘puente’ verde”, explica Bosco.
Tuvo que convencer a la empresa agropecuaria Gaferled de introducir los CS.
“La ganadería era una actividad que no querían dejar, pero al mismo tiempo les interesaba no ceder superficie que se iba a destinar a los cultivos de renta”, cuenta Bosco.
“Entonces hicimos una estrategia en donde la ganadería entre en los cultivos de renta sin perjudicarlos”, agrega.
Máquina
La primera temporada, Bosco y el ingeniero Tomás Bottaro usaron una fertilizadora/sembradora de arrastre Altina para sembrar CS sobre maíz.
Este equipo se usaba para fertilizar en invierno, hasta que consiguieron las semillas.
Los objetivos eran, por un lado, generar alimento para pasteoreo y, por otro lado, preparar el lote para la soja que llegaría en temporada estival.
“En la primera experiencia hicimos 180 kilos de carne tras cosechar el maíz. Y logramos un barbecho de EIQ Cero, con el mínimo impacto ambiental”, afirma Bosco, quien además remarca que las malezas tuvieron baja emergencia por competir con las coberturas.
Planificar
La segunda temporada, Bosco y Bottaro ya sabían dónde iban a sembrar el maíz de segunda y dónde iban a volear los granos finos.
La idea era sembrar en cobertura en lotes de fácil manejo para la ganadería. En diciembre estaba todo listo, pero la falta de lluvias terminó corriendo los planes a finales de enero.
“No sabíamos cuando se iba a activar El Niño. Pero teníamos la Altina y habíamos producido semilla, el costo puro iba a ser el combustible”, repasa Bosco.
Las lluvias estuvieron lejos de activarse en verano.
Recién con las precipitaciones del 25 de enero pudieron terminar el maíz. Cosecharon 5.500 kilos y, debajo, encontraron una cubierta vegetal llena de forraje.
Las mediciones arrojaron 15.000 kilo de materia verde, que se transformaron en 3.500 kilos de materia seca aprovechable, equivalentes a 22.000 raciones de alimento.
De este modo, Bosco y su equipo alimentaron 800 novillos, produciendo carne barata a pasto.
