El año arrancó complicado para el sector de la maquinaria agrícola en general. Las ventas del primer trimestre informadas por el INDEC reportaron una caída de -21,9% respecto a las unidades comercializadas en el mismo periodo de 2023.

En medio de ese escenario recesivo, las sembradoras sufrieron un desplome superior a la media de la industria.

Entre enero y marzo, la facturación del rubro ascendió a $ 21.299 millones. La cifra representó apenas 7,9% del las ventas totales del sector ($ 269.942 millones). Hasta ahora, marca la participación más baja de los últimos 20 años.

¿Por qué la parálisis de la actividad golpeó tan fuerte al segmento de las sembradoras? ¿Cómo impacta en el conjunto de la industria nacional? ¿Lo peor ya pasó?

Algunas de las preguntas que intentaremos responder en este especial de RNM.

Los números

En el primer trimestre de 2024 se vendieron 169 sembradoras en el país, con una caída de -24,9% respecto a igual periodo de 2023 (225 unidades), que ya había sido flojo.

Si se compara el nivel actual con el de años anteriores, la retracción es muy superior. Por ejemplo, la caída llega a -61,7% respecto al primer trimestre de 2022 (441 unidades).

Fue el nivel más bajo desde el primer trimestre de 2018 (155 unidades).

Medidas en pesos corrientes, las ventas por $ 21.299 millones concretadas entre enero y marzo crecieron +202,6% en relación al primer trimestre de 2023. Muy por debajo de la inflación acumulada en el año. Incluso, fueron más bajas que las del cuarto trimestre de 2023 ($ 27.763 millones), antes de la megadevaluación.

En moneda constante, es decir, ajustada por inflación, la facturación del rubro registró una caída interanual de -19,0% respecto al primer trimestre del año pasado.

Participación por el piso 

Claro que el dato que enciende mayores alarmas dentro del rubro es la caída observada en su peso relativo dentro de las ventas totales de maquinaria agrícola.

Como se mencionó al comienzo de este artículo, las ventas de sembradoras concretadas durante el primer trimestre representaron apenas 7,9% de la facturación total del sector.

La cifra marca el nivel más bajo de los últimos 20 años, en los que la participación promedio de las ventas de sembradoras se ubicó en 18,5% del total.

Por cierto, el 7,9% alcanzado entre enero y marzo contrasta aún más con picos registrados en años especialmente activos para el segmento, como 2009 (24,5%), 2014 (24,8%) o, más cerca en el tiempo, 2021 (21,5%).

La estacionalidad pesa

Un punto importante a considerar es el impacto de la estacionalidad. De los grandes rubros de la maquinaria agrícola, las sembradoras son el segmento en donde se observa la variación más marcada de su nivel de ventas a lo largo del año.

Como habitualmente el primer trimestre es el más bajo del año en el nivel de actividad del rubro, se puede esperar una recuperación importante en los próximos informes trimestrales.

Aún así, aplicando los patrones de estacionalidad de los últimos cinco años, las ventas del rubro cerrarían 2024 con una participación de 13,3% de la facturación total del sector.

Es decir, seguirían siendo las más bajas de los últimos 20 años, pero mucho más cerca de los niveles registrados en años precedentes.

Teléfono para la industria nacional

Se puede decir que cuando las sembradoras se resfrían, estornuda el resto de la industria nacional.

En las últimas décadas, las sembradoras se consolidaron como el rubro más emblemático de la maquinaria agrícola fabricada en el país.

En un año normal, el segmento representa alrededor de 35/40% de la producción total de equipos nacionales.

Ello es así porque, de los grandes rubros de la maquinaria, es el único en el que los equipos fabricados en el país hegemonizan las ventas en el mercado local, con una participación que supera el 97% del mercado.

Pero, más allá estas cifras, hay un dato adicional que potencia el impacto de las sembradoras en los negocios de la maquinaria nacional en su conjunto. Es el rubro que más demanda agropartes de fabricación local. La lista de piezas y accesorios incluye cuchillas, transmisiones, tolvas, cuerpos sembradores, sistemas hidráulicos, dosificadores, etc.

Es decir que la evolución de la actividad del segmento impacta por partida doble a la industria local, ya que no sólo afecta a los fabricantes de estos equipos sino a un amplio espectro de proveedores de componentes.

¿Se viene el rebote? 

El dato positivo es que a partir del segundo trimestre empezaron a haber signos de recuperación. Si bien todavía las operaciones siguen «tranquilas», las consultas de los productores mostraron un aumento importante respecto a los meses anteriores.

En todo caso, es entendible que las decisiones de compra sigan supeditadas a la liquidación de la cosecha. Hasta ahora, los productores se han mostrado bastante reacios a vender sus granos en los precios actuales. Y los que lo vendieron, lo hicieron mayormente para afrontar compromisos previos o los gastos propios de la cosecha.

Lo positivo es que los granos siguen estando… y que, tras varios trimestres de ventas en baja, hay mucha demanda insatisfecha por cubrir.

Claro que, en este punto, también hay que tener un cuenta un factor. Como se mencionó anteriormente, las sembradoras son el rubro con mayor estacionalidad anual.

Así que, si tiene que haber un rebote, debería darse sí o sí en los próximos meses. De lo contrario, habrá que esperar hasta mediados de 2025.

Consideraciones finales

Algunas consideraciones finales para anticipar cómo puede darse la esperada recuperación del mercado de sembradoras:

• El mercado sigue ahí. Más allá del pesimismo que puede surgir luego de varios trimestres de ventas por el piso, el mercado potencial de las sembradoras sigue intacto. Aunque resulte obvio este comentario, lo cierto es que los productores siguen sembrando y las sembradoras siguen jugando un rol clave en la productividad del sector. En otras palabras, las sembradoras que no se recambiaron en los últimos años deberán hacerlo en un futuro cercano.
• Reparto de la torta. Cuando un mercado, cualquiera sea, registra una caída de tal magnitud en su actividad, se generan las condiciones para una distribución diferente de la torta. Es como que las cartas se vuelven a repartir. Eso no quiere decir que las marcas que eran líderes hace un par de años no lo sigan siendo en el nuevo escenario. Pero las cuotas de mercado de cada una pueden variar de manera considerable. A diferencia de situaciones como las de 2021/22, en donde todos estaban sobrevendidos, ahora las principales marcas cuentan con capacidad ociosa y mucho terreno para ganar en un contexto de recuperación. En otroas palabras, nadie puede dormirse en escenarios como el actual.
• Apertura importadora. En línea con el punto anterior, no es un detalle menor que ese «barajar y dar de nuevo» se produzca en medio de un escenario macroeconómico signado por la eliminación de las restricciones a la importación. Hasta ahora, el segmento de las sembradoras es el que mejor ha sobrellevado los efectos de la competencia extranjera. Ello obedece a la existencia de empresas locales muy consolidadas en el rubro, lo que, a su vez, impuso una «barrera tecnológica» a favor de los productos locales a partir de desarrollos especialmente adaptados a la producción agrícola local. No obstante, es sabido que varias multinacionales tienen en carpeta la incursión en este rubro. Al fin y al cabo, es el único de los grandes segmentos de la maquinaria en donde tienen campo abierto para crecer, dada su mínima participación actual.
• Compras de empresas. Una de las formas más rápidas de ganar terreno es a través de la adquisición de empresas ya establecidas en el rubro. Eso corre tanto para las multinacionales, como para grandes empresas locales que utilicen esta vía para sumar cuotas de mercado. En 2018, John Deere hizo punta en esta estrategia con la adquisición de Pla (por entonces, una marca líder en pulverizadoras, con escasa presencia en sembradoras). En el nuevo escenario, no hay que descartar que ese sea el camino elegido por otras firmas de envergadura para avanzar en este segmento clave.