Las sembradoras añaden en el mercado argentino elementos que posibilitan inflar el optimismo que rodea al trigo 2025.

Mientras avanza la cosecha gruesa, los productores ya comienzan a mirar de reojo la siembra fina próxima a comenzar, y que viene con un buen impulso, de la mano de las lluvias.

La gran oferta de agua es un buen presagio para los granos finos, al tiempo que crece la oferta de tecnología incorporada a las sembradoras y que posibilita la aplicación de insumos líquidos.

De sobra

La disponibilidad de agua en los suelos para encarar la implantación de trigo y de cebada es de las mejores en los últimos años.

Por ese motivo, la posibilidad de que la campaña 2025/26 tenga buenos indicadores es alta.

“Estamos viendo que los niveles de agua en los suelos en la mayoría de las regiones están muy bien”, señalan los especialistas.

Esta situación se da tanto en Buenos Aires, como en el sur de Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos.

Es un preludio de un buen escenario para poder sembrar en la fecha ideal, porque hay humedad suficiente.

Aportes

En ese contexto, las sembradoras pueden ser equipadas con nuevas tecnologías para potenciar la salud del trigo.

Hay nuevas herramientas que permiten la aplicación en el surco de biológicos y fertilizantes líquidos.

El suministro de nutrientes en medios líquidos ya es conocida y viene avanzando, mientras que el uso de bioinsumos despunta en el mercado nacional.

Permite, por ejemplo, depositar en la línea bacterias que preservan las semillas de hongos y otras plagas.

Además, las sembradoras, equipadas con los tanques y los dispositivos de aplicación, pueden inyectar bioestimulantes para favorecer el desarrollo inicial del trigo y asegurar su óptima evolución.