En el tablero de la campaña fina 2023 del mercado argentino se encienden algunas luces de alarmas.

El tema repercute especialmente en las pulverizadoras, ya que las principales señales de alerta van por el lado de la protección de los cultivos.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó en su último informe superficie de siembra de trigo de 5,4 millones de hectáreas, la que representa una caída de -15% respecto al promedio de las últimas cinco campañas.

El principal descenso del cultivo se da en la Región Centro, donde la disminución del área rondaría el 19%.

Reparos

“Pese a estos números, el estado general de los cultivos es bastante bueno y se vio beneficiado por las lluvias que se dieron en algunas zonas productivas”, comenta Matías Moreno, Product Manager de Fungicidas e Insecticidas de FMC.

Más allá de esto, el directivo de la empresa advierte que se empieza a ver en trigo algunas manchas.

Pueden ser enfermedades en algunos casos, pero en otros pueden significar otro tipo de síntomas, como, por ejemplo, daño por heladas o el carry de herbicidas que se mantiene por la falta de lluvias de la campaña pasada.

Supervisión

En consecuencia, hay que realizar un buen monitoreo para revelar el estado general del trigo y confirmar si se debe algún tipo de enfermedad, daño por el clima o fitotoxicidad.

“Este año hay que cuidar mucho el cultivo”, remarca Moreno.

“Tenemos fe de que va a ser un año diferente para la agronomía, por lo que es importante defender esos kilos en el campo, ya que va a ser una puerta de entrada más que interesante para luego encarar la campaña gruesa”, agrega.

“No se sembró con la mayor tecnología e inversión y esto hace que tengamos que estar mucho más atentos al desarrollo de estos cultivos”, explica Moreno.

“Este es un año muy estratégico. A los cultivos de invierno, hay que apoyarlos con una buena estrategia de control de enfermedades, plagas y de malezas para que tengamos el mejor resultado posible con altos rendimientos”, remata.