Luces y sombras de los robots agrícolas

Mientras hay proyectos que captan inversiones, otros son abandonados por la falta de viabilidad comercial.

El negocio internacional de los robots agrícolas se alimenta todos los días con nuevos lanzamientos y startups que se suben a la ola.

Pero, bajo esa superficie, y transcurridas ya varias temporadas de novedades, hay éxitos y fracasos.

Mientras algunos proyectos captan el entusiasmo de los inversores, otros son clausurados porque se comprueba que no tienen viabilidad comercial.

Por ejemplo, la Small Robot Company (SRC) del Reino Unido anunció su liquidación.

Su sistema robotizado de detección de malezas había llamado la atención al ser presentado, pero no consiguió atraer, posteriormente, ninguna inversión.

Contrastes

Diferente es el destino de Saga Robotics, la empresa noruega que produce los robots Thorvald.

Recibió aportes de U$S 11,5 millones como capital para expandir sus actividades e impulsar la evolución de sus equipos.

Los robots Thorvald reducen las enfermedades de las plantas y promueven la producción sostenible de alimentos con menores emisiones de CO2 y una reducción de pesticidas del 60-90%.

Por contrapartida, Meropy, una start-up francesa que pretendía revolucionar la agricultura con su robot avanzado SentiV, comunicó su cierre.

La empresa enfrentó desafíos insuperables relacionados con el financiamiento y una falta de interés significativo por parte del sector agrícola.

El robot SentiV fue diseñado para monitorear cultivos de cereales como la cebada y el trigo, y detectar amenazas como plagas y enfermedades.

Todo lo contrario ocurre con Bluewhite Robotics, de Israel, que ha recaudado U$S 39 millones con el objetivo de expandir sus tecnologías para tractores robots y para automatizar otras máquinas agrícolas.

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