17/08/2021 | | Enfoque
¿Qué desvela a las «multis» al nacionalizar equipos?
Hay componentes que no se fabrican en el país. Y otras partes no están homologadas en estándares internacionales de calidad.
Por Jorge Freites
+54 351 6640905
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Existe un fuerte movimiento de las compañías multinacionales radicadas en Argentina para nacionalizar máquinas agrícolas.
Los contactos se multiplican con proveedores que ya las abastecen y con otros potenciales.
Una recorrida por el ámbito de las firmas agropartistas revela que las empresas de matriz extranjera se mueven con avidez por disponer de provisión en el país.
Las trabas a las importaciones y la necesidad de contar con oferta local, acelera un proceso que requiere de otro insumo esencial: tiempo.
Desarrollar componentes y máquinas de producción nacional es un trabajo que, forzosamente, cubre un período considerable.
Necesidades
Pero además del tiempo, las multinacionales plantean otro requerimiento: estándares de calidad internacionales.
Los modelos de cosechadoras y tractores, por ejemplo, por más que se produzcan en su mayor parte en Argentina, deben alinearse con diseños y materiales dictaminados por las casas matrices.
En otras palabras, no puede haber una “calidad argentina”. Las partes que se incorporen deben surgir de ensayos y homologaciones validados con determinados parámetros.
Por ejemplo, llantas, barras cardánicas y neumáticos, entre otros muchos componentes, son fabricados en el país pero deben llegar a las terminales con certificados de homologación locales.
Carencias
Las certificaciones, a su vez, tienen que ser extendidas por organismos o centros de validación que tengan reconocimiento por parte de las compañías.
¿Existen en Argentina laboratorios que puedan realizar evaluaciones y ensayos de componentes producidos por la industria local que tengan calidad trazable y que puedan cumplir con las exigencias internacionales? Es una buena pregunta.
Por otra parte, no todas las piezas de una máquina están presentes en el catálogo de la industria nacional de agropartes.
Una prueba es que las nuevas generaciones de cosechadoras de origen argentino, requieren de motores y transmisiones de importación, más allá del nutrido conjunto de componentes locales que incorporan.