El fin de los combustibles fósiles es una certeza que todavía no tiene fecha definida, pero que se sabe inexorable.

Mientras el momento llega, se desarrolla una carrera de investigaciones en propulsiones alternativas que van desde los motores eléctricos a las tecnologías basadas en carburantes de origen vegetal.

Sin embargo, por ahora se considera improbable (en términos comerciales) que una máquina pueda funcionar sólo con una determinada solución.

La viabilidad, al menos en el mediano plazo, se ubica en la generación de motores híbridos, aptos para seguir con el diésel y, al mismo tiempo, tener una vía hacia los combustibles verdes o la electrificación.

Contexto

De las pruebas que están realizando las marcas internacionales, se puede trazar el siguiente cuadro de situación.

Polifuncionales  Los fabricantes globales empezaron a apostar por una plataforma de motor que pueda estar disponible en varias versiones, para funcionar con biometano, hidrógeno, etanol o incluso metanol. Además, puede funcionar con aceites hidrogenados (HVO).

Limitación  En lo inmediato, un tractor eléctrico sólo se puede considerar funcional para potencias inferiores a 75 CV. El peso y el tamaño de las baterías representan obstáculos enormes. Por ejemplo, un tractor de 300 CV que trabaje durante 10 horas, debe tener una batería que pese 10 toneladas.

Dificultad  El hidrógeno, en un motor de combustión interna o en una pila de combustible, parece más adecuado para potencias superiores. No obstante, por encima de los 180 CV, de nuevo aparecen los problemas por falta de autonomía o de tamaño de los equipos. Además, las redes de distribución de hidrógeno también siguen siendo muy limitadas.

Emergente  Entre los combustibles alternativos se está probando una tecnología que todavía es poco conocida. Se trata de la pila de combustible alimentada por metanol que se está testeando con resultados alentadores.

Interesantes  Otras variantes en estudio son HVO (aceites hidrogenados) y VOME (éster metílico de aceites vegetales). HVO reduce la contaminación del aire en comparación con el combustible diésel convencional, pero resulta más caro. A su vez, el combustible VOME es menos costoso y presenta rendimientos atractivos, al menos en las pruebas.