28/07/2023 | | Máquinas a campo

¿Cómo se puede manejar la compactación?

Es un problema que se lleva hasta el 15% de los rindes. ¿Hay que usar equipos de labranza o recurrir a otra estrategia?

La compactación de suelos es una realidad presente en el agro argentino y pone en el centro del debate el uso de determinadas máquinas agrícolas.

AAPRESID la califica como “enemigo silencioso que se lleva hasta un 15% de los rindes”.

Los suelos compactados se vuelven más críticos en una temporada de pocas precipitaciones porque es necesario capturar cada gota y lograr que cada planta pueda profundizar sus raíces.

Los procesos de compactación han ido en aumento en los últimos años, admite AAPRESID y señala el tránsito excesivo de la maquinaria o en condiciones de alta humedad y el manejo agronómico inadecuado como algunos de los causantes.

Por supuesto, existen factores naturales del suelo que pueden hacerlo más susceptible, como contenido de materia orgánica, textura y contenido de agua.

¿Qué hacer?

La complejidad del problema se agudiza cuando, ante la presencia de un lote compactado, se recurre a labores verticales (paratill, paraplow, cultivie, cincel) como mecanismo de remediación, advierte AAPRESID.

La entidad alerta sobre los riesgos la labranza, que pone en riesgo los beneficios de la siembra directa en lo que respecta a estructura del suelo, captura de carbono, aumento del contenido de materia orgánica, balance de nutrientes y de agua.

“Pero, además, las labranzas verticales como método de remediación pueden ser un arma de doble filo, ya que pueden generar capas más compactas que las que inicialmente se pretendían combatir”, previene AAPRESID.

Propuesta

Como alternativa a la labranza, la entidad sugiere recurrir a las siguientes medidas:

  • Aumentar la producción de biomasa, el aporte de carbono y la actividad biológica.
  • Mantener una vegetación viva la mayor parte del tiempo posible.
  • Incluir cultivos de servicios en reemplazo de los barbechos limpios.
  • Optimizar el arreglo espacial y la densidad de plantación para modificar patrones de enraizamiento y su efecto beneficioso sobre la estructura del suelo.
  • Aplicar una fertilización basada en la reposición con el fin de mejorar el desarrollo aéreo y raíces de los cultivos.
  • Conservar los rastrojos en superficie a fin de aumentar la capacidad de porte del suelo.
  • Planificar rotaciones que incluyan cultivos de biomasa voluminosa aérea y de raíces profusas y profundas como sorgo, maíz, megatérmicas y gramíneas invernales.
  • Controlar el tránsito de la maquinaria.
  • Evitar el sobrepastoreo y el pisoteo excesivo.
  • Monitorear el estado de salud del suelo y no tomar decisiones apresuradas sin disponer de un buen diagnóstico y proyección de mediano plazo.

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