El negocio internacional de las pulverizadoras se desliza sobre un proceso que, a mediano o largo plazo, lo modificará significativamente.

La Unión Europea está aplicando políticas restrictivas con los agroquímicos que repercuten en el uso de las máquinas aplicadoras.

Argentina se empieza a mirar en ese espejo y para conocer los alcances de los cambios en marcha, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), trajo al país al especialista francés Christophe Maquin.

En un workshop realizado en Pergamino (Buenos Aires), Maquin advirtió que “tenemos que estar preparados para afrontar el nuevo mercado que se viene”.

“Seguramente se extenderá a otros países del mundo, porque es una tendencia clara”, advirtió.

Demora

Maquin señaló que la reducción en el uso de químicos y suvreemplazo por productos biológicos será gradual, porque hay controversias en Europa.

“En Francia y el resto de Europa, la onda verde o los ambientalistas tienen un peso específico muy grande sobre la política, que no los enfrenta por miedo a perder votos”, sostuvo el experto francés.

Así, en el caso de Francia, por ejemplo, se busca reducir para 2030 a la mitad el uso de químicos y reemplazarlos o combinarlos con biológicos.

Glifosato

Todo esto ocurre mientras, nuevamente, en la Unión Europea está en pleno debate si se prorroga el permiso para el uso de glifosato, una decisión que finalmente se daría a conocer en noviembre.

Pero no sólo esta molécula herbicida está en cuestionamiento, sino también otras 72 que actualmente se utilizan para la producción agropecuaria.

“Esta resolución puede impactar de manera determinante en las producciones de trigo, maíz, soja y otros cultivos”, comentó Maquin.

“Razón por la cual se están definiendo y desarrollando productos biológicos para ofrecer otras alternativas”, añadió.

Consecuencias

En medio de este camino, en Francia ya están sufriendo los perjuicios de estas trabas ambientales.

Maquin aseguró que muchos cultivos se están perdiendo, por falta de insumos disponibles.

No obstante, el especialista rescató un aspecto positivo de los gobiernos europeos: Incentivan el menor uso de químicos en los campos, pagándoles un ingreso extra a los productores que lo hagan.