Hay una tecnología de ensilaje que es frecuente en países con tradición ganadera, pero que todavía no se utiliza en el mercado argentino.

Se trata del denominado rodillo silero, un producto que se acopla en la parte trasera del tractor y que cumple una función esencial a la hora de confeccionar un silo de calidad.

Como se sabe, la compactación del material picado resulta sumamente importante para la nutrición animal.

La diferencia entre un silo bien compactado y uno mal compactado puede tener una variación sustancial en la digestibilidad del forraje conservado.

Compactar bien el pasto ensilado permite eliminar el oxígeno que podría favorecer el desarrollo de levaduras, con las consiguientes pérdidas en el silo.

Para esa tarea, en Europa se recurre frecuentemente a los rodillos sileros (o de ensilado), que admiten algunas variantes en su estructura.

Tomando como ejemplo el producto desarrollado por la empresa alemana Düvelsdorf, se dispone de un equipo de gran peso, bandas onduladas y amplio diámetro del tambor.

La compactación profunda se realiza a través de las 12 bandas del tambor.

Además, puede desplazarse lateralmente hasta 60 cm y está en condiciones de incorporar neumáticos dobles para trabajar en los bordes y en las paredes del silo.