Desde hace tiempo, el hidrógeno se presenta como una de las alternativas más viables para ocupar el espacio que cederán los motores propulsados por combustibles fósiles.

Sin embargo, su incorporación a nivel masivo se vio muchas veces limitada por dificultades logísticas y económicas que frenaban su adopción.

Una de las críticas más recurrentes al uso del hidrógeno se centraba en la elevada demanda de energía que requería la preparación del combustible, muchas veces generada por centrales térmicas u otras fuentes de energía «no limpìas».

También se objetaban los altos costos de transporte, almacenamiento y la logística general vinculada al tema.

Buena parte de esas limitantes se han ido superando en base a avances tecnológicos. Por caso, la producción del denominado «hidrógeno verde» a partir de fuentes renovables de energía es una respuesta contundente a los reparos que se ponían sobre este punto.

¿Se puede decir que, finalmente, al hidrógeno le llegó la hora?

Como resultado de todo ese proceso, hay un dato que sobresale a la hora de evaluar la potencialidad que hoy presenta el hidrógeno: El interés creciente que las princiales fábricas de motores ponen sobre este combustible.

Para muestra, basta un botón: Cummins anunció en Estados Unidos inversiones por U$S 1.000 millones en proyectos vinculados a los «combustibles verdes«. La estrategia, obviamente, tiene al hidrógeno entre uno de sus pilares.

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Del archivo online de Maquinac repasamos los últimos artículos publicados sobre el auge del hidrógeno: