La eficiencia al momento de la recolección de granos está asociada, en buena medida, al desempeño del equipo de cosecha.

El ajuste del cabezal con el desparramador y el esparcidor trabajando de manera correcta, son indicadores que –asociados a la antigüedad del equipo– permitirán hacer la tarea de trilla con la menor pérdida del grano.

Según la cifras del Censo Nacional Agropecuario 2018 (CNA 2018), hasta ese momento casi la mitad de las cosechadoras que trabajaban en el país presentaban más de 15 años de antigüedad.

En números concretos, sobre un total de 22.802 equipos relevados por el censo, 10.520 unidades (46% del total) presentaban al momento del relevamiento más de 15 años de uso.

Si a esa cifra se agregan otras 5.646 unidades con una antigüedad de 10/14 años, el porcentaje de equipos con más de una década de funcionamiento se extiende al 70% del parque.

Por contrapartida, sólo 2.792 cosechadoras tenían al momento de la realización del CNA 2018 hasta cuatro años uso, poco más del 10% del total.

Es por eso que el crecimiento del mercado de cosechadoras no sólo debe contemplar la incorporación de más modelos por el incremento de la producción de granos, sino también por un nivel de reposición que permita ir actualizando el parque. Solo de esa forma, la eficiencia en la cosecha quedará reflejada en una mayor cosecha.

Un traslado de manera eficiente<//h4>

Pero la poscosecha no termina con la recolección de la producción en los lotes. Continúa con el traslado de los granos, ya sea a los puertos o a los establecimientos donde se los industrializa, con la premisa también de no dejar pérdidas en el suelo.

Para saber dónde estamos parados en materia de antigüedad del parque de transporte de cargas, la Fundación Producir Conservando (FPC) llevó a la actualización de una encuesta que ya había realizado en 2016.

Ese año, a partir de registrar las patentes de 2.200 camiones que fueron al puerto de Rosario, el relevamiento mostró que 35% tenía más de 15 años y 17% tenía más de 25 años.

Siete años después, la fundación repitió el relevamiento. A partir de utilizar la misma metodología, sobre un total evaluado de 69.000 viajes a puerto o fábricas, el 83% de los camiones tenían una capacidad de transporte máxima de 32 toneladas, con una antigüedad promedio de casi 18 años.

Por su parte, las unidades con capacidad de más de 32 toneladas fueron el 17% del total, con una antigüedad promedio de 9 años.

Pensando en el futuro, si se cumpliera la proyección prevista por la FPC, al final de la década el movimiento en rutas y caminos rurales por año sería de aproximadamente 210 millones de toneladas de granos y de subproductos, entre fletes cortos, a puertos y a fábricas procesadoras. Esto implica una circulación anual de 7 millones de viajes de camiones.

Para que esto ocurra, la fundación sostiene que debería haber una mejora sustancial, tanto en el estado general y de conservación de rutas y caminos de tierra y en la ampliación de la red vial, como en una mayor renovación de la flota de camiones y capacidad de transporte disponible.

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