En una economía inflacionaria como la que atraviesa nuestro país, la de los precios relativos suele ser una relación difícil de mantener.

Más cuando, además del contexto interno, muchos valores de los bienes están influenciados por cuestiones exógenas.

La carrera entre las cotizaciones de los granos y la inflación es una competencia que los productos agrícolas vienen perdiendo.

Según un informe del IERAL, de la Fundación Mediterránea, los precios relativos de los principales productos agropecuarios (trigo, maíz, soja, leche y carne de cerdo, por citar algunos) se han abaratado en relación a muchos de sus insumos en los últimos 12 meses. ¿El resultado? Han perdido poder de compra.

Hasta septiembre, precisa el informe elaborado por los economistas Juan Manuel Garzón y Franco Artusso, el valor del trigo se había actualizado 98%; y el del maíz, 104%, mientras que el de la soja lo había hecho 136%. ¿Y el índice de inflación? Acumuló 138% entre septiembre de 2022 y el mismo mes de este año.

Del otro lado del mostrador, muchos bienes le han ganado a la inflación.

Dentro del ranking que menciona el informe se destacan dos: Los fertilizantes, cuyo valor subió 234%; y el de la maquinaria agrícola, con un 163%. Ambos productos crecieron, incluso, por encima del dólar oficial, que lo hizo a una tasa de 144% anual, por encima de la inflación acumulada en el período analizado.

“Los factores que explican esta dinámica son varios, aunque dos destacan: Por un lado, los precios internacionales de los granos y otros productos del agro se encuentran hoy más bajos que el año pasado; y, por el otro, muchos insumos productivos, que son importados o tienen componentes importados, han ajustado sus precios por encima de la inflación general y el precio oficial de la divisa”, sostienen Garzón y Artusso.

El trabajo refleja con claridad que el trigo y el maíz han perdido muchísimo poder de compra, mientras que la soja asoma con un mejor escenario, pero también con una ecuación económica desfavorable.

De cara a la nueva campaña, del volumen que se obtengan en la próxima cosecha, de los precios internacionales y del comportamiento de las variables macroeconómicas locales, dependerá la recuperación en el poder de compra de los productos primarios.

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